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The Tale of Zatoichi [1] (1962)


Los ojos del corazón
Por Fingolfin

Y finalmente me decido a comenzar con los comentarios de las 26 películas del legendario espadachín ciego Zatoichi. Dejo fuera de la saga a la de Takeshi Kitano, ya que en mi opinión el fin de Shintaro Katsu como protagonista es el fin de la colección, y la del 2003 simplemente es “cosa aparte”.

La que hoy nos ocupa, además del titulo del encabezado también es conocida como “Zatoichi Monogatari” (titulo original) o “Zatoichi 1” (titulo informal).

Podríamos preguntarnos por los orígenes del mítico personaje que marcó una época en Japón, y del que se hicieron 25 películas entre 1962 y 1973. Zatoichi nació como personaje secundario de una novela del escritor Kan Shimozawa, y junto con Shintaro Katsu, son considerados los creadores del espadachín ciego. El éxito que cosecharon difícilmente podrá ser igualado en la filmografía japonesa, y ha contribuido a la fama y prestigio de Shintaro Katsu frente a aquellos que dudaban su calidad como actor.

Pero ¿Cuál es el secreto del éxito? ¿Qué tiene Zatoichi que le permite triunfar en cada una de sus películas sin aburrir al espectador? Pues bien, es bastante evidente, pero lo que tiene el personaje es que “es ciego”. En la sociedad actual pegar a un ciego es un acto ruin y cobarde por considerárseles discapacitados, pero en el Japón de esos años era menos que eso, simplemente los ciegos eran hombres que “estaban ahí”. El subestimarle como luchador provoca una escena que da igual tantas veces se repita, por que los directores saben que siempre tendrá el mismo resultado. Tenemos al bocazas de turno burlándose del pobre ciego Zatoichi, y el espectador impaciente se dice a sí mismo: “Tu sigue hablando campeón…dentro de un rato no vas a poder”, y…voilá, Zatoichi echa mano de su bastón y nos complace mientras enseñamos una sonrisa que dice: “¡Te lo dije!”.

En este primer film el argumento no alberga directamente la necesidad de una segunda parte, pero deja abierta la posibilidad de hacerla y los motivos que pueden llevar a ella. ¿Imaginaba Kenji Misumi en 1962 que tras la suya vendrían otras 25?

La historia está rodada en blanco y negro. En ella, Zatoichi es un masajista ciego que se hospeda durante un tiempo en la casa de yakuzas de Iioka. El señor Sukegoro planea utilizarlo, consciente de su habilidad, para la inminente guerra que está por estallar contra el señor Shigezo. Este a su vez ha contratado un Ronin de Edo, Hirate, que padece tuberculosis y que es considerado un verdadero maestro con la espada.
Un día Zatoichi y Hirate se encuentran pescando en la orilla del lago, y en ese momento comienza una gran amistad basada en el respeto mutuo, aunque ambos son conscientes en todo momento de que algún día habrán de desenvainar el uno contra el otro.

Un argumento que presume acción constante se lleva de forma bastante inteligente y cuidadosa por Kenji Misumi, capaz de relegarla a un segundo plano para centrarse en la definición del protagonista a través de sus acciones.

Una formula utilizada muchas veces en el cine chambara es presentar desde el inicio a los dos grandes luchadores que protagonizaran el combate final. La relación de amistad entre ambos tiene un doble motivo. En primer lugar sirve para formar la personalidad amable y bondadosa de Zatoichi, y sus buenos sentimientos respecto al arte de la espada. Su segunda función es dotar de sentimiento el último combate, haciendo que no sea un frío duelo a muerte entre enemigos consumados.

Al principio del film, con la escena inicial de Zatoichi pasando por encima de un tronco, llegué a pensar en una especie de película de “formación”, con un protagonista torpe y desvalido al que instruirán en las artes marciales durante su viaje. Mi tesis continuó teniendo sentido cuando llega a Iioka y comienza a perder dinero con unos apostadores de forma ridícula. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea ¿el estafador estafado?, y cinco segundos después Zatoichi sale de la habitación con los bolsillos llenos. No había duda, ese es el personaje que estaba esperando, no necesitaba instrucción.

“The Tale of Zatoichi” solo dura 90 minutos, es una invitación más que clara al espectador a probar. Si le gusta la primera verá la segunda, y si le gusta, la tercera, y al final tendrá que verlas todas por que las sagas son un vicio, y Zatoichi…Zatoichi es un mito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como ya comenté en el comentario sobre Zatoichi de Kitano, Katsu es un Ichi infinitamente más convincente, y el sabor clásico de la saga oficial no lo pudo conseguir Kitano [y probablemente no lo conseguirá nunca por muchas secuelas que haga].
Quizá el mayor fallo de la saga es que se repite demasiado, algo lógico en 26 películas, de hecho la escena del "estafador estafado" es una de las más recurrentes.
Sobre esta primera película de la saga, pues al ser la primera está claro que tiene un valor añadido, llámese nostalgia, llámese original, aunque también debo decir que no es mi preferida, habiendo entre esas 26 mejores películas, para mí, claro, : )