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Chinmoku aka Silence (1971)


El pantano
Por Fingolfin

“Silence” ha pasado de ser una película curiosa sobre el cristianismo a convertirse en uno de los dieces de mi filmoteca. No es una película de acción y tensión como pueda ser “Oldboy”, ni tampoco un dramón como “Marathon”, pero tiene otras cualidades que yo valoro mucho en el cine.

No soy especialmente católico, ni tengo ningún interés por las religiones, pero soy consciente del significado y fuerza que tienen en el ser humano. Es posible que haya que partir desde ese punto de vista para llegar a apreciar la evolución del film.

Comienza con escaso interés hasta el punto de que aburre, sin embargo sin darse cuenta el espectador se introduce cada vez más en la historia, y acaba siguiendo con asombro el inesperadísimo curso de los acontecimientos.

El Padre Rodrigues llega desde Macao a Japón para predicar el cristianismo. Su viaje tiene como aliciente el poder encontrar al Padre Ferreira, quien ya lleva ahí 20 años, y de quien no se sabe nada. Durante esta época los cristianos sufrían una brutal represión por parte del gobierno japonés, y las autoridades no se conformaban con ejecutarlos o castigarlos, si no que les obligaban a abandonar su religión haciéndoles escupir o pisotear emblemas sagrados como crucifijos o figuras de la virgen Maria.

El martirio del Padre Rodrigues alcanza relación con la historia de Jesucristo durante la primera mitad de la película, haciendo creer erróneamente que ambos terminaran de la misma forma y quitando así interés a la trama. Una característica que tanto los mas informados como los menos podrán notar, es el “judas” de la película, representado por Kichiro, un creyente cobarde y codicioso que vende al Padre a las autoridades para después arrepentirse eternamente.

Lo realmente tremendo es la forma en que Masashiro Shinoda trata “Silence”, con espeluznantes escenas de crueldad sin límites. El titulo del film ya de por si va cobrando fuerza cada minuto, con cada tortura, con cada muerte, todo lo necesario para silenciar a los predicadores.

Ilustrando un poco el comentario, vemos una escena en la que entierran vivo hasta el cuello a un samurai cristiano, asomando solo la cabeza por encima del suelo. Ante la horrorizada mirada de su mujer, hacen pasar un caballo más de veinte veces por encima del samurai a escasos milímetros de pisotearle. La fe contra la fuerza bruta: su mujer solo tiene que poner un pie encima de un grabado de la virgen Maria y su marido será liberado…al final no puede resistir y renuncia a su Dios.

Apaleados, crucificados, arrojados al mar con las manos atadas, apedreados y tratados peor que bestias, los cristianos sufren con su miedo el propio miedo de Japón a occidente. Como dice el Padre Ferreira en uno de los momentos mas duros de la película: “Japón es un pantano donde no puedes plantar semillas y esperar que crezcan flores”.

Las conversaciones entre el Padre Rodrigues y el señor Inoue, a los que se une el intérprete no son simples partes del guión de una película, sino que son poderosos argumentos y reflexiones sobre la religión, Japón, y occidente. He recomendado muchas películas en este blog, pero sin duda ninguna de ellas era tan poco conocida como esta, una lastima que espero subsanar si consigo que alguien mas disfrute de ella.

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