Mibu Gishi Den (2003)

Reconstruyendo una historia
Por Fingolfin

Para muchos quizás sea la mejor película de samurais que se ha rodado hasta la fecha, para otros tal vez solo sea una buena película, pero lo que no podemos negar es que estamos ante una de las grandes del cine samurai. Yojiro Takita utiliza el mismo recurso que Nagisha Oshima en “Gohatto”, en lugar de modificar la personalidad de uno de los personajes ya existentes en la historia real, se crea uno nuevo que trata de introducir lo mejor posible en el esquema histórico. Y como valoración a este recurso podemos decir que está bastante mejor definido que el de “Gohatto”.

La historia se construye en una clínica a raíz de que Goro Fujita (Nombre que adoptó Hajime Saito tras el fin de la era Tokugawa) vea la foto de Kanichiro Yoshimura, un viejo compañero del Shinsengumi al que en un principió odió hasta querer matarlo. A continuación tanto Saito como el médico (amigo del hijo de Yoshimura) comienzan a reproducirnos la historia mediante flashbacks, sin que en ningún momento sean conscientes de la narración del otro. Una forma magnífica de resumir los más de 5 años de historia de la milicia sin caer en las “omisiones intencionadas”, ya que solo se recuerda lo fundamental para la trama. La caracterización de los personajes es de las mejores que se han hecho llevando al Shinsengumi al cine, y me atrevo a decir que es la única que muestra a Saito como zurdo (hecho que tiene su relevancia en algún momento del film). Solo como curiosidad diré que no es la única vez que Koichi Sato (Saito) recibe un papel de este estilo, en la serie Shinsengumi de la NHK japonesa representa a Serizawa Kamo, primer comandante de la milicia antes de ser asesinado.

Centrándonos ahora en la historia, si la única pega que se le podía encontrar a “The Twilight Samurai” era la ausencia de acción y la caída excesiva en el drama, en “Mibu Gishi Den” tenemos un equilibrio perfecto entre ambas cosas. Las dos batallas finales y el incidente de Ikeda-ya, además de otras escenas más breves de combate, aportan al film toda la acción necesaria para satisfacer con creces al espectador. Y fuera del drama, las casi 2 horas y media de duración dan para mucho, y en ocasiones nos dejan divertirnos con la actitud de Yoshimura respecto al dinero, y las desmedidas actuaciones de Saito ante ese hecho.

“Mibu Gishi Den” es una obra magníficamente labrada, una excelente reconstrucción de parte de la historia del Shinsengumi, y una introducción casi perfecta de Yoshimura en el contexto histórico que apenas da lugar a incongruencias. Una película de las denominadas “de visión obligada”.