Welcome to Dongmakgol (2005)

La ignorancia es la felicidad
Por KeNJi-KuN

Un grupo del de soldados Norkoreanos conducidos por el comandante Lee sufren una emboscada. Solamente Lee, el soldado Jang, y el joven Taeg-ki, sobreviven. En su camino por los bosques se toparan con una extraña muchacha, Yeo-il, que los invita a un refugio temporal en su aldea. Pero no serán los únicos soldados que encontrarán refugio en Dongmakgol, cuyos residentes son tremendamente inconscientes de la guerra entre las dos Koreas. No tienen ni idea que existe tal guerra…

Con un presupuesto de 4 millones de dólares, “Welcome to Dongmakgol” es el extraordinario debut del director Park Kwang-hyun, quien ha configurado un gran éxito avalado tanto por la crítica como por el público, consiguiendo además ser la seleccionada por su país para competir por el Oscar a mejor película extranjera.

Kwang-hyun hace de la simpleza y la cotidianeidad sus mejores y más sinceras armas. Resulta escalofriante la mirada tan inocente que se realiza de la guerra, vista a través de los ojos de unos aldeanos que afirman vivir como niños y sin preocupaciones en una aldea aislada del mundo a la que parece no afectar el paso del tiempo. Muchas voces se alzaron catalogándola como una “Studio Ghibli live action movie”, y es que la mezcla entre el género bélico y la comedia/drama/fantasía sale airosa a la perfección. Consigue hacer reír, llorar y maravillar con la belleza de alguna de sus imágenes, planos, tomas y escenas; apoyándose en una excelente banda sonora a cargo del japonés Jô Hisaishi, y por si fuera poco lo citado, encima resulta entretenida a más no poder.

Las actuaciones son notables, destacando a los geniales Jung Jae-Yong (Someone Special), Shin Ha-kyun (Save the Green Planet) y Kang Hye-jung (Old Boy). A nivel técnico tampoco se queda atrás, y seremos testigos de unos cgi’s bastante solventes y bien acabados, especialmente en el tramo final. Una bonita fotografía y una correcta elaboración de planos y tomas, con una correcta y efectiva utilización de las cámaras lentas. Un montaje medido y bien acabado ponen punto y final a esta reseña sobre una película redonda que desprende buenos sentimientos, inocencia, magia y belleza.