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The Seven Samurai (1954)


El mito de Kurosawa
Por Fingolfin

Con ésta película abrimos el viaje retrospectivo en el cine samurai, que durará toda la semana, y estará formado por siete films clásicos. “The Seven Samurai”, aparte de ser la mas antigua, es el comienzo ideal para el evento. Empezaremos comentando la joya de Akira Kurosawa, que se mantiene inmune al paso del tiempo y sobre la que los años solo han servido para agrandar su leyenda. “Shichinin no samurai” (que así es su nombre original) es la película que supuso la mayor revolución conocida hasta ahora en el cine de aventuras, ofreciendo una nueva perspectiva de lo que acontecería después.

Un pueblo sufre periódicamente ataques de unos bandidos que les roban todo cuanto tienen, dejándolos hundidos en la miseria. La situación se hace verdaderamente insoportable y sin más remedio deciden contratar samuráis. El grupo se va formando poco a poco alrededor de la figura de Kambei, y al final son 7 los elegidos para defender a los campesinos en una batalla contra el abuso.

¿Cómo comenzar? El argumento es algo que a todo el mundo tendrá que resultarle familiar. Como aficionado al “western” que soy, no podía pasarme desapercibida la existencia de “Los 7 magníficos”, una de mis películas favoritas del género. Si el remake ya de por sí solo tiene una enorme calidad, imagínense como podría ser la versión original que Akira Kurosawa había mostrado al mundo seis años antes.
Variando un poco el público al que nos dirigimos, los más pequeños de la casa (y los no tan pequeños) conocerán la película de animación “Bichos”. Otra copia exacta y simplificada del guión del director japonés.
El respeto que alcanzó el film fue tan impresionante que dentro del propio Japón ningún otro director se atrevió a repetirla, como se hizo con muchas de las mejores de la época (ejemplo de las 5 versiones de “47 Ronin”), e incluso hoy en día el solo hecho de imaginarse un remake sería tanto como un sacrilegio.

Sin embargo no solo ha sufrido copias totales en cuanto al cuerpo argumental, “The Seven Samurai” fue la pionera en muchas situaciones que se han repetido en adelante en la historia del cine. Si tuviera que poner un ejemplo, para no salir del genero samurai, aquí es donde por primera vez una mujer es disfrazada de hombre por su padre por miedo a que los samuráis traten de llevársela (recurso utilizado también en la serie de televisión “Shinsengumi” en 2004).

Entrando ya en el comentario, no se puede pasar por alto la banda sonora. El cine samurai fue enormemente productivo en los años 60 y 70, y a pesar de su retraso en el tiempo, la música de los siete samuráis es mejor que la mayoría de ellas. No consta de muchas piezas diferentes, pero la misma es empleada tanto para situaciones alegres como para escenas dramáticas, dando un ligero cambio al tono y la velocidad.

El éxito no solo debe atribuirse a Kurosawa. Los actores de la película respondieron cada uno dando lo mejor de sí mismos ya fuera para papeles protagónicos, como para extras. Si abordamos el perfil de cada uno de los 7 samuráis, veríamos personajes muy definidos, destinados a distintas funciones de cara al disfrute del espectador. Así pues, si tomamos a Kambei (Takashi Shimura), es el alma del grupo, el estratega, el que mantiene el orden y la unión y aplica su dosis de experiencia en cada situación. Otro personaje destacable, por su esfuerzo y entusiasmo, es Kikuchiyo (una de las mejores apariciones del maestro Mifune). Si bien comienza siendo un personaje secundario, es él quien transmite al espectador los sentimientos más profundos. Kikuchiyo es capaz de hacernos lamentarnos o reír a placer, según los deseos de Kurosawa. Y para terminar, mencionar a Kyuzo (Seiji Miyaguchi), un hombre cuyo rostro y gestos parecen de esa época, y que tiene un estilo increíblemente elegante con la espada ¿Quién seria capaz de imaginárselo fuera del traje de samurai?.

Evidentemente podríamos decir otros muchos, pero ellos son quizás los que más resaltan. Ayudados excepcionalmente por las caracterizaciones que les han sido atribuidas, tanto a samuráis como a ronîn, a bandidos o a campesinos, a posaderos o mendigos, cada uno tiene claro lo que tiene que hacer y como debe hacerlo.

Más que una película, nos encontramos ante una historia. Una historia que se asemeja a un libro de aventuras, uno de esos que te mantienen ensimismado de principio a fin, y te hace pasar por muchas y distintas etapas. El detallismo de cada escena es superior al blanco y negro. Cuando llevas más de dos horas disfrutándola, las cosas dejan de verse, y comienzan a “suceder”. Una vez mas nos encontramos ante un parecido a la literatura, es muy fácil que el espectador se introduzca en la aventura.

Los momentos de acción están bien llevados y con un buen posicionamiento de cámaras. La transformación que sufre el carácter de los ataques, dejando de ser meros asaltos a campesinos para convertirse en una autentica guerra, obliga a un sobreesfuerzo en el terreno de la estrategia y los escenarios. Hay que construir fosos, empalizadas, barricadas, defensas…nada se hace a la ligera, todo está elaborado con mimo para no desmerecer el esfuerzo general.

No todo es echar flores a los pies de Kurosawa. El único error, o simplemente descuido del director, fueron los bandidos. Carecen de personalidad y son marionetas estúpidas que responden exactamente como Kambei lo tiene planeado. Algo que se puede perdonar perfectamente.

Con todo lo dicho hasta ahora, falta decir que sobrepasa el carácter de “must see”, y su visualización se convierte en algo de vital importancia. Como curiosidad, pese a lo que pueda haber parecido, pasé muchos años negándome a verla y pensado que estaba mitificada por todos (algo así como que decían: “para su época estuvo genial”). Solo me alegro de haber dejado atrás mis prejuicios y animarme a verla. Una de las mejores películas de la historia, y sin embargo no el último gran éxito de Kurosawa, que aun habría de traernos años después otros títulos como “Kagemusha” o “Run”.

Especial Semana de Cine Samurai Clásico (1 de 7)

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