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SW: Great Buddah Pass (1960)


El asesino Ryunosuke
Por Fingolfin

En 1960 Kenji Misumi comenzó su trilogía de “Satan´s Sword” con su primera parte, “Great Buddah Pass”. Al igual que ya dijimos con “Sword of Doom”, ambos films están basados en la novela de Kaizan Nakazato en treinta volúmenes que publicó desde 1913 hasta 1931.

La sinopsis es similar a la que anuncié en la película de Kihachi Okamoto. Ryunosuke Tsukue es un samurai despiadado que mata por placer. Podríamos definirle incluso como un perturbado que solo se interesa por las mujeres y los duelos. Su historia comienza cuando asesina a Bunnojo Utsuki durante la celebración de un combate con espadas de bamboo, habiendo violado a su mujer previamente. Durante el resto de sus aventuras estará perseguido por Hyoma, el hermano de Bunnojo, que no descansará hasta matarle.

Una apreciación interesante sería mencionar que tanto la primera parte de “Satan´s Sword”, como “Sword of Doom”, son absolutamente idénticas. Pero quizás sea ese hecho el que pone claramente de manifiesto ciertas diferencias. Estas diferencias carecen de importancia en cuanto al cuerpo del film, sin embargo de cara al espectador son bastante importantes, y pasarían desapercibidas de no ser por que el desarrollo de ambas películas es totalmente paralelo.

La película de Kenji se puede seguir con alguna que otra dificultad, pero las presentaciones de los personajes son bastante deficientes. En otros casos no plantearía un problema muy grave, pero el espectador occidental no es tan dado a diferenciar rostros idénticos con mucha facilidad, y mucho menos si una misma actriz llega a representar a dos personajes distintos (es el caso de Kojiro Hongo con el papel de Ohama y Otoyo). Estas falencias de presentación fueron corregidas en 1966 con la versión de Okamoto.
Las coreografías de Misumi tienen lugar sobretodo en bosques, jugando mucho con la posición de los árboles tanto para los movimientos de cámara como para los movimientos de los personajes. Pero les falta algo de realismo, y se ven superadas ampliamente por la segunda y la tercera parte de la trilogía.

Un dato curioso y muy representativo de ambos directores es el hecho de que Kenji la rodara a color, y posteriormente Okamoto la repitiera en blanco y negro (lo que considero muy acertado). En verdad merece la pena ver ambas. Pese a que si tuviera que elegir, no dudaría, y me quedaría con “Sword of Doom” (aunque el final de Kenji Misumi fuera incluso más espectacular), la película de Kenji goza con la ventaja de sus dos continuaciones. Recomendable el film, y MUY recomendable la trilogía.

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