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Feathers in the Wind (GIT) (2005)


Tiempo que no pasa en vano
Por Master of Hate

“Feathers in the Wind” también conocida como “GIT” estaba concebida, en primera instancia, como un corto de 30 minutos; parte de una antología conformada por 3 producciones bajo el título “1.3.6” Felizmente, se ha rodado como un largometraje para alegría del público que podrá apreciar una verdadera joya del cine Coreano. El director, guionista y productor Song Il-gon (Spider Forest) da vida a un filme que pone en evidencia lo que es hacer cine de altura, incorporando esquemas simples y minimalistas.

GIT hace alarde de una extrema sencillez y falta de deseos por crear dramatismo en el espectador. Es la historia de amor más simple y mas honesta que podemos imaginar, a tal grado que, no pareciera que tengamos en frente “una relato de amor” si no, el espejo de un romance casual. Todo parece surgir de la misma nada, impulsada por factores que no se pueden percibir superficialmente. Los diálogos, son prueba fehaciente de que no hay intentos por crear química, ni arrojar a cualquiera de los protagonistas en los brazos del otro. A priori, todo parece un bosquejo que termina siendo mágicamente perfecto en todo sentido, y nos incita a sortear las trampas del melodrama innecesario.

Los actores mantienen sus verdaderos nombres y de esa manera interpretan sus personajes. Es así que tenemos a Jang Hyeong-seong, un director de cine que parece atravesar sus horas mas bajas. Su última película, parece haber tenido una cogida pobrísima, de hecho es él mismo, quien reconoce su rotundo fracaso. Ante esta situación, el cineasta decide refugiarse en una isla con el propósito de escribir el guión para una nueva producción. Pero en esa isla, tiempo atrás, Jang había estado con su novia; juntos, hicieron la promesa de verse en ese mismo lugar después de 10 años. El día señalado esta a punto de cumplirse, pero el presente es distinto, y Jang sabe que ella no regresará; definitivamente su amor es cosa del pasado. Sin embargo, durante su estancia en la isla, conocerá a So-yeon y gracias a ella descubrirá que el tiempo, el destino y el amor, también juegan a favor de vez en cuando.

En ningún momento percibimos esa presión o necesidad de que las cosas ocurran al instante, todo surge en un momento preciso (aunque luzca tardío). Las claves para evitar cualquier tipo de ansiedad están en la delicadeza de cada escena y en la fascinación que despierta la naturalizad de los protagonistas, que parecieran vivir en un mundo hecho para dos. Los días pasan, pero en la capa mas superficial de la trama, nada parece variar, sin embargo, interiormente, se dan una multitud de cambios de copiosa importancia. Muchas cosas se suscitan de manera tan lógica y natural, que se tornan imperceptibles. Todo es armonía y resplandor.

Bellos paisajes, adornan cada fotograma, mientras las delicadas melodías seducen al espectador, que seguro encontrará en GIT un aventura divina, merecedora de grandes elogios.

Cuando las cosas se hacen de esta manera, no importan los cuantiosos presupuestos ni los amores de fantasía, solamente el gusto por la calidad y lo sublime.

2 comentarios:

palermi dijo...

me encantó la sencilles y la frescura de esta "pelicula", muy buena critica
Saludos

Anónimo dijo...

Es una historia demasiado simple pero no por eso aburrida, todo lo contrario, precisamente su sencilléz, mezclada con la fotografia y la música un tanto melancólica, hacen que esta obra se luzca.