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Rashomon (1950)


Juicio a la humanidad
Por Fingolfin

Hablar de Kurosawa y de obra maestra sería ya una constante repetitiva en los comentarios, pero sí que me interesaría hacer una importante valoración personal en este momento. De acuerdo con mi gusto particular quizás sea “The Seven Samurai” la película que mas me gusta, pero ahora tengo que decir, que tanto “Throne of Blood” como “Rashomon” tienen algo especial. Ese algo opera días después de haberlas visto, es un recuerdo importante basado en la fuerza argumental (caso de la primera), y en el contenido enormemente crítico e incluso filosófico (caso de la que hoy nos ocupa).

En el templo de Rashomon se resguardan de la lluvia tres hombres: un leñador, un monje y un vagabundo. Entre el leñador y el monje comienzan la narración de una historia relacionada con un asesinato. Sus relatos en principio están basadas en las 3 versiones que oyeron durante el juicio: la de Tajomaru (Toshiro Mifune), la de Masako (Machiko Kyô) y…la del muerto (Takehiro, representado por Masayuki Mori). Todas ellas son completamente distintas. ¿Dónde está la verdad?

Podríamos simplificar el argumento de la manera en la que acabo de hacerlo, y estaríamos dejando de lado los aspectos más importantes del film. Y es que pocas veces se ponen de manifiesto tantas críticas, valoraciones y conclusiones, perfectamente fundidas a la trama.
La fe en el hombre, tenemos tres versiones distintas, llenas de mentiras, que no buscan la inocencia, si no la demostración de honor o buen comportamiento. Es decir, no dudan cada uno de ellos en atribuirse a sí mismos el asesinato, siempre que dejen claro que su actitud fue la mejor posible.

Las difíciles películas de Akira Kurosawa tienen la suerte de respaldarse perfectamente con los mejores actores disponibles. Tenemos a Mifune en el papel de protagonista, y una de las mejores actuaciones que le recuerdo (sus dorados años 50). Quizás sea él uno de los pocos actores capaces de exagerar y enfatizar su papel hasta los mismos limites del realismo, sin sobrepasar esa línea, y manteniéndose siempre en su lugar, incluso llegando a divertir al espectador.
No es raro ver a Mifune bordar un papel, pero esta vez la que mas me ha impresionado ha sido Machiko Kyô. No sentiría ningún remordimiento si digo que es de las mejores interpretaciones femeninas que he visto nunca, y que no decae hasta el final de la película.

Nota aparte para el acompañamiento musical. Se convierte en un elemento determinante para quitar lentitud a la mayoría de escenas, haciendo que un largo camino por el bosque sea tan bueno como si lo describieran en un libro, ya que además la cámara enfoca determinadas cosas que hacen ver un constante afán descriptivo.

Al termino de “Rashomon”, Kurosawa a través del monje nos deja una frase que podría resumir el contenido crítico de la película: “si el hombre no confía en el hombre, el mundo será un infierno”. Y pese a la visión degradada de éste de la que hace gala todo el film, en el último instante de metraje tenemos la esperanza. La recuperación de la confianza en el ser humano que parecía ya imposible unos minutos antes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Personalmente pienso que esta es LA PELÍCULA de Kurosawa, me gusta casi todo lo que ha hecho, dramas, chambaras, jidai-geki, noir... pero principalmente creo que en esta se salió.
Técnicamente sobresaliente, argumentalmente de lo mejorcito que existe en el cine mundial y encima interpretado más que correctamente con un Mifune en sus primeros papeles desenfadados dando los primeros pasos para lo que sería Kikuchiyo.
De obligado visionado...