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Ran (1985)


De un padre y sus hijos
Por Fingolfin

Adaptación de la obra de Shakespeare “King Lear”, llevada a cabo por Akira Kurosawa en 1985 y uno de sus filmes mas reconocidos por el espectador internacional. Al igual que “Throne of Blood” hacía con “Macbeth”, el director parte de situaciones idénticas a las de la obra, pero se toma algunas licencias en cuanto al desarrollo que hasta el momento me han parecido de exquisita factura.

El Gran Señor Hidetora (Tatsuya Nakadai) decide delegar sus poderes en sus tres hijos, dividiendo sus castillos entre ellos y otorgando el poder al mayor, pero reservándose el rango y título para si mismo. Su hijo pequeño repudia la idea, llamándolo viejo senil, y por este motivo es desterrado junto con un leal siervo que lo defiende.

Al hospedarse Hidetora con su primer hijo, Taro (Akira Terao), recibe un trato irrespetuoso, sobretodo promovido por su nuera Lady Kaede (Mieko Harada). Por lo que decide marcharse a la residencia de su segundo hijo, pero la situación es similar o peor, y queda abandonado en medio de una llanura junto con sus hombres de confianza y su viejo bufón.

Muchísimas tramas e ideas se funden para dar lugar a “Ran”, siendo quizás la mas importante de ellas el amor filial. El destierro de Saburo, único hijo que no le aduló en la entrega de poderes, da lugar a la ironía de que posteriormente sea el único que realmente le quería, mientras que sus otros hijos le tratan como a una bestia.

Otro asunto importante es el de la envidia. El segundo hijo, Jiro, que en un principio muestra total apoyo a su hermano mayor, le traiciona por envidia y celos y consigue erigirse como señor.

Mas sutilmente se toca también la hipocresía, tanto de Taro y Jiro adulando a su padre para conseguir poder, como la de Lady Kaede, que utiliza a todos para sus propios fines. Sería este mismo personaje el que da lugar al último tema: la venganza. La situación final es una terrible venganza llevada a cabo por Kaede, debido a la masacre que Hidetora hizo en su familia.

Personalmente el destino es lo que siempre me llama la atención de manera particular. El sueño de Hidetora al comienzo de la película que parece un hecho sin importancia, se convierte en la trágica realidad final, espejo de muchas escenas posteriores.

Comparando “Ran” con la novela del Rey Lear, vemos esas pequeñas y no tan pequeñas libertades que se toma Akira Kurosawa. En la obra de Shakespeare eran 3 hermanas y no hermanos los que se reparten los poderes, quitando la figura del Duque de Cornualles y sustituyéndola por Lady Kaede. Este cambio crea una inevitable relación entre ella y Lady Washizou (de “Throne of Blood”), dos mujeres diabólicas que llevan a la destrucción de enormes señoríos, una por ambición y la otra por venganza.
El detalle de sacarle los ojos a un siervo fiel del rey Lear ha sido transferido al film en la figura de Tsurumaru, con otro tipo de fines para la adaptación.

A pesar del parentesco con “Throne of Blood”, la técnica empleada por Kurosawa es mas similar a “Kagemusha”, quizás por su proximidad temporal. Los escenarios son bastante parecidos, en enormes llanuras y verdes campiñas al aire libre. El vestuario también es similar y jugando con los colores de forma bastante preparada. Me di cuenta cuando Lord Hidetora es asediado en el tercer castillo, que uno de los fotogramas dejaba ver juntos los soldados rojos de Jiro, y los amarillos de Tora, colores que un poco mas arriba, en la torre, daban forma al fuego y la sangre, contribuyendo a extender el caos de la escena. En esa misma parte de la película, la música se come prácticamente todos los sonidos de la acción, lo que crea un efecto incluso agobiante que se relaciona con el encerramiento de Hidetora en la torre ardiendo.

Elemento importante de los decorados (además de los impresionantes castillos) son los propios muertos, maquillados, ensangrentados y posicionados de una forma digna de un cuadro.

Al comienzo tenemos una lentitud aplastante, escenas larguísimas en las que no pasa nada y parecen atascarse, que sin embargo crean ese ambiente típico de Kurosawa que te hace pensar que llevas el día entero metido en la historia. Algunas escenas llegan a parecer fotografías, donde nadie se mueve durante varios segundos y solo el viento te recuerda que hay movimiento. Conforme se avanza la película gana velocidad y ese contraste es el que hace que sus 164 minutos sean apasionantes de principio a fin.

El terreno de actuaciones está repleto de buenos papeles, y de muchos personajes con gran desarrollo. Mis mayores elogios son para Tatsuya Nakadai, que a sus 53 años hizo la que probablemente es su mejor película (con permiso de “Seppuku”). En el cuerpo de Hidetora tiene que representar el orgullo de un padre, la ira cuando su orgullo se ve quebrantado, la locura de sentirse solo en el mundo que el ha creado, y finalmente las lagrimas que buscan el perdón de Saburo. Un personaje realmente traumático que lleva su decadencia hasta el nivel mas bajo.

En segundo lugar sitúo a Mieko Harada (que curiosamente apareció en la reciente “Hinokio”), la cual salva perfectamente una actuación clave para el film, ya que su personaje es uno de los motores más importantes de la parte final.

Otros actores destacables son Jinpachi Nezu (como Jiro), Masayuki Yui (como Tango), y por supuesto, Peter (como Kyoami, el bufon del señor), que tiene toda la pinta de actuar como la conciencia de Hidetora (su pepito grillo particular).

De las escenas me quedo con dos: el asedio a la torre de Hidetora (muy parecido al que sufre Washizou en “Throne of Blood” entre una marea de flechas); y en la que los 4 ejércitos se apostan en una enorme llanura analizando los movimientos, vease: los rojos de Jiro, los azules de Saburo, los blancos de Fujimaki, y los negros de Ayabe.

Única y excelentísima obra de Kurosawa, respaldada en una de las mas grandes tragedias nunca escritas. Ante este film todo espectador debería descubrirse, sean cuales sean sus gustos personales. Una película de las que ostentan la categoría de “imprescindible”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, no hay más que decir después de esta extensa y genial crítica a esta extensa y genial película, eheh
A pesar de que el tándem Kurosawa/Mifune me encanta, creo que en cuanto a técnica, el tándem Kurosawa/Nakadai es más completo, aunque esto puede que sea porque prefiero a Nakadai por encima de Mifune, eheh
En cualquier caso, Ran es una película de una factura casi perfecta [y el casi por no decir perfecta que sería demasiado...] aunque parte de los elogios van tambien para Shakespeare, por supuesto.