Victima de la tradición
Por Fingolfin
Antes de ver una película los únicos datos que tengo son su cartel/portada y el director. Era obvio mirándolo desde ese punto de vista que iba a quedar sorprendido después de ver la realidad del film. En la imagen que aparece encabezando la crítica vemos a Gonza en posición de ataque, combinado con un fondo rojo y negro que solo me deja emplear la palabra “aterrador”. Sorpresa, nada de lucha, nada de lanzas, nada de espadas, “Gonza the Spearman” es un buen drama basado en la obra de Chikamatsu (conocido como el Shakespeare japonés) del siglo XVIII. Si recordamos, no es la primera vez que Masahiro Shinoda lleva al cine trabajos de Chikamatsu, sino que también fue así con la ya comentada “Double Suicide”.
Es difícil hacer una sinopsis sin definir primero a todos los personajes que participan en el film. Así que primero y muy brevemente hablaré de cada uno de ellos.
Bunnojo (Shohei Hino) en un principio parece una persona completamente normal, pero a la que se le nota un ligero resentimiento hacia la superioridad de Gonza (Hiromi Gô), al que parece no puede derrotar en nada. Oyuki (Misako Tanaka) es la hermana de Bunnojo, está prometida a Gonza, pero no cuenta con la aprobación de su hermano. Osei (Shima Iwashita) es la esposa con tres hijos del importante señor Ichinoshin, a la que Bunnojo persigue constantemente en ausencia de su marido para mantener relaciones; ella siempre se niega. Okiku (Kaori Mizushima) es hija de Osei, su papel en la historia es de espectadora, pero se ve envuelta en los trágicos acontecimientos de forma involuntaria.
Resumiendo ahora un poco la trama, Gonza es lo que podríamos definir desde el punto de vista de la mujer como “el hombre perfecto”. Es guapo, uno de los mejores luchadores del país, tiene una personalidad encantadora y una buena posición social. Sin embargo para el luchador atrapado en una sociedad de paz, una de las cosas que menos le interesan son las mujeres (confirmaremos esto en una frase textual del protagonista) a las que solo utiliza según le convenga.
Los problemas comienzan cuando se le encarga ser, junto con Bunnojo, lo que literalmente se puede traducir como “maestro de la ceremonia del té” (tea-master) ante la llegada del Lord. En ese acto de vital importancia no puede cometer fallos, y decide pedir ayuda a Osei. Normalmente los secretos de la ceremonia del té solo se transmiten de padres a hijos, pero ella le ayudará a condición de que se case con su hija Okiku (sin saber que Gonza ya está prometido a otra); Gonza accede.
Sucede que en uno de los encuentros de ambos, sus dos cintos acaban siendo conseguidos por Bunnojo, quien ahora completamente cegado por los celos los exhibe por la ciudad extendiendo rumores de adulterio.
En pleno Japón del siglo XVII, y con las fuertes creencias de la gente, Gonza trata de suicidarse para salvar su honor, pero Osei se lo impide. El honor que ella quiere guardar es el de su marido, así pues decide fingir que han cometido adulterio de verdad y marcharse juntos hasta que su marido les mate a ambos.
Este difícil juego de honor plantea un enorme dilema moral a Gonza, que de pronto tiene que elegir entre suicidarse elegantemente y admitir de esa forma el adulterio, o marcharse con Osei y vivir como marido y mujer para cometerlo de verdad.
Reflexionando un poco sobre la historia nos damos cuenta de lo impactante que es para todos los personajes. Los dos protagonistas están condenados a morir sea lo que sea que hagan, pero el señor Ichinoshin está obligado a matarles para proteger su reputación. Nadie negará que puede ser fácil matar al que te engaña con tu mujer, pero matar a la madre de tus hijos es algo bastante complicado. Y lo curioso de todo es que la familia de Osei parece la más interesada en que ella muera, todo por la irracional importancia del honor familiar.
Durante todo el film se utiliza la ceremonia del té como representación de la increíble formalidad y el estricto código social de la época. En una de las escenas iniciales vemos que se cuidan detalles tan insignificantes como el número de vueltas que se le da a la taza antes de beber, o los giros que hace la servilleta para limpiar el borde.
En cierto modo debe ser doloroso para un samurai de acción desperdiciar su tiempo estudiando las ridículas formalidades de la ceremonia, y de las que depende su futuro.
Pasando al especto técnico tenemos importantes diferencias con otras películas del director como “Samurai Spy” o sobretodo “Ansatsu”, y es que los escenarios son realmente llamativos, repletos de color y con los personajes situados de forma muy armonizadora. Lo cual es un lógico parecido a “Double Suicide”, también sacada del teatro Bunraku de Chikamatsu.
Estética, hermosa y cruel. Toda la historia se construye poco a poco, como un frágil castillo de naipes que en cualquier momento caerá por la forma en que Gonza actúa con las mujeres. Probablemente sea la película que mas me ha gustado hasta la fecha de Shinoda. Muy recomendable.
Gonza the Spearman (1986)
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