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Exiled (2006)


Una verdadera election
Por Sinsangre

¿Qué precio estarías dispuesto a pagar por mantener intactos tus principios frente a las abundantes adversidades con las que te encuentras en la vida?, ¿Cederías ante la lacra de tus obligaciones aun a riesgo de ir contra tus principios o asumirías el rol que la vida te ha adjudicado, aquel contra el que no puedes rebelarte por los prejuicios reinantes?

Exiled (Fong juk) de Johny To nos sitúa en una sociedad, no tan lejana a la nuestra, en la que el conflicto entre el mundo interior de sus habitantes y los convencionalismos de la sociedad en la que éstos se desarrollan desembocan en un cruce de caminos en el cual no existe punto de retorno ni acción sin consecuencia. Una sociedad en la que el azar deja de ser determinante para la toma de decisiones cuando los remordimientos de conciencia emergen en todo su esplendor.

Dos diligentes sicarios que trabajan para uno de los más poderosos capos de la mafia en Macao, el jefe Fai, son enviados a liquidar a un difícil objetivo. Se trata de Wo, uno de sus grandes amigos de infancia, con el que compartieron gran parte de sus vidas dentro y fuera del clan. Wo intenta emprender una nueva vida alejado del mundo de las triadas, pero el jefe Fai no está dispuesto a permitírsela al tener una deuda pendiente con él. Cuando los sicarios se enfrenten cara a cara al hecho de empuñar un arma contra quien antiguamente fue compañero de sangre, tendrán que tomar una difícil decisión que condicionará el resto de sus acciones a partir de entonces, conociendo de antemano que ya nada volverá a ser como antaño.

Johny To nos embriaga, como viene siendo ya habitual, en un mundo de triadas, de organizaciones mafiosas muy jerarquizadas en las que la lealtad a tus semejantes, el respeto a tus enemigos y la sumisión ante tus superiores forman parte de las firmes convicciones morales de quienes las integran. Un mundo en el que el número de balas con las que ajusticiar a tu objetivo no son más que una muestra de la admiración que te produce quien tienes enfrente. Sustituyes espadas por balas, aldeas por callejuelas, kimonos por trajes y corbatas. Pero a pesar de los cambios estilísticos, la esencia se mantiene y la nobleza ante las crudas circunstancias, el respeto hacia tus adversarios y la búsqueda interior de la paz con uno mismo se mantiene por y para siempre, a pesar de las consecuencias que ésto conlleve.

Apenas siete años después de The Mission, el director hongkonés retoma los personajes y se embarca en una mal llamada secuela que cuenta con todos los ingredientes del nuevo cine de acción de la ex-colonia británica. Nos plantea, con insultante maestría, un extenso tablero de ajedrez en el que las piezas se encuentran posicionadas en todo momento con el ojo puesto en la amenazada reina.

Y es que el trabajo de los actores, en esta obra, se limita a aceptar, cual peones en el juego, su efímera presencia en la búsqueda de un objetivo final más glorioso. Son una parte esencial del un todo que Johny To nos sirve en bandeja de plata. Las grandes estrellas en manos de To se muestran sumisas a los designios de este creador de atmósferas explosivas. Con solo ver la preparación de sus secuencias, como la que prologa la película o la visita de urgencias a un matasanos local, uno comienza a darse cuenta de lo calculada de su propuesta. El control del ritmo está en cada momento ajustado a la paciencia del espectador para que prenda la mecha a su debido momento y tengas la sensación de que todo va a estallar si parpadeas más de lo necesario.

Un elenco de actores de la categoría de Simon Yam, en su enésima colaboración con Johny To, Francis Ng, Eddie Cheung, Suet Lam, Yiu-Yeung Cheu o Nick Cheung sirven al director para dar sentido a la obra sin caer en la aburrida reunión de pistoleros tan habitual entre otros directores más conocidos en las macrosalas. Sería difícil resaltar a alguno de ellos, aunque me gustó especialmente la dificultad que conllevaba el papel de Eddie Cheung, al enfrentarse con mesura a todos los dilemas que nos muestra la película. Cabe resaltar igualmente la importancia, mayor de lo habitual, que tienen los personajes femeninos (genial Ellen Chan) en esta película, auténticas catalizadoras del desarrollo de la misma, situación no suele ser habitual en las películas de este género.

El aparentemente sencillo guión, redactado por Szeto Kam-yuen y Yip Tin-shing, nos va obsequiando a cada momento con secuencias de una trabajada ambientación que logra sumergirnos en el mundo cruel y despiadado de las triadas chinas. Detalles como el sonido telefónico de un cascabel evocando sentimientos primarios en los gélidos cerebros de los sicarios o las perdidas mirada de las féminas, falsamente ausentes, ocultando todo el rencor acumulado que lucha por salir a la superficie para poner las cosas en su sitio, sortean con facilidad los límites de la sensiblería para, sin embargo, presentarse como gotitas de una humanidad escondida entre códigos de honor. Encuentran un preciso entramado de hilos que finalizan con una conclusión poética y esperanzadora, pero consecuente con lo planteado hasta el momento y alejado a los convencionalismos actuales.

En resumidas cuentas, Johny To nos vuelve a ofrecer, y van ya..., una obra de referencia en el nuevo cine de acción que nos llega desde oriente. De visión obligada para aquellos que pedían más tras haber caído a los pies del autor de títulos tan emblemáticos como Election o Fulltime Killer, una obra repleta de situaciones límites y de estimulantes reflexiones que nos dejan un sabor muy dulce en nuestro paladar y un maravilloso tintineo de cascabeles en los oídos difícil de olvidar.

2 comentarios:

BUDOKAN dijo...

Qué gran director de acción de nuestros tiempos es To. Saludos!

John Trent dijo...

De este director solo he visto, por el momento, Breaking News, que estaba interesante, aunque me la esperaba algo mejor. De todos modos, aunque tan solo fuera por su espectacular plano-secuencia inicial, se le ve buen hacer a To.
Tengo por mi casa Election y este Exiled para ver en cuanto pueda. Ya comentare.