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The Little Chinese Seamstress (2002)


La buena tierra
Por Kino no Youko

¿Quién fue Balzac? Muchos se preguntarán. Bueno, para hacernos una idea fue un niño que nació en 1799, hijo de un campesino que se desarrolló como funcionario público de familia muy pobre. Obligado por su padre a estudiar leyes en París, con el tiempo optaría a lo que dedicó su vida: Escribir.

Vivió en la pobreza absoluta, así escribió teatro trágico y novelas dramáticas. Debido a la poca fortuna estuvo trabajado como editor e impresor pero el destino de calamidades harían que se retirara sumido en profundas deudas que arrastraría hasta el resto de sus días.

Aún así Balzac produciría más de 95 novelas y numerosos relatos, artículos y obras de teatro. El tono revolucionario y punzante en cuanto a los valores presentes entre las clases más desposeídas sería su sello y principal motivo del éxito en su obra “Los Chuanes”.

“Balzac y la joven Costurera” como es denominado el film en español tiene mucho del escritor, no sólo como fermento para una trama llena de historia de la China de Mao, sino que también posee mucho de los temas que narran sus novelas.

Como si esta relación cine-literatura comenzará deslúmbranos, aún queda otro antecedente, y este es que el film también se basa en la novela de Dai Sijie, quien a su vez, para sorpresa de quienes no han visto la película, también es su director.

La acción de esta novela, y también en el film, ocurre en plena revolución cultural China. La China de Mao, una China roja que apunta a una revolución; y como pieza fundamental, el proceso de “reeducación”.será el protagonista recurrente de la película.

La narración de Sijie no dista mucho de la imagen novelada. Recursos literarios en pantalla son sumamente atractivos y sustentan la intención crítica que presupone en el tratamiento de la historia. El régimen de Mao en la Revolución Cultural, es mostrado de manera implacable. Los aciertos y errores del sistema en las secuencias, adquieren un mayor matiz al presentar su sentido detenimiento en detalles que albergan vivencias personales de la época y son las herramientas que el director ocupa para narrar.

El film apela a la libertad, sin embargo, no lo hace mostrando la esclavitud presa entre cuatro paredes, sino que una esclavitud que impide la libertad creativa, racional y hasta emotiva que nos hace ser seres humanos.

La película cuenta la historia de dos adolescentes viven en la China revolucionaria de Mao. Prontamente se ven obligados participar del proceso de “reeducación” que consistía en la reclusión en zonas rurales, trabajar y vivir como el campesinado pobre de China, y finalmente olvidar todo lo que no tenga que ver con la doctrina impuesta por Mao y su libro Rojo. Reinstalados en una aldea perdida en la montaña del Fénix del Cielo, cerca de la frontera con el Tibet, pronto descubren una maleta de un amigo suyo de otra aldea contigua a la suya, llena de libros occidentales, todos prohibidos para la época. Los libros les mostraron otro mundo a ellos y quienes participaban de sus lecturas y relatos. Entre ellos se encontraba una hermosa joven, hija del sastre del poblado, quien les cambiaría la vida al igual que los libros.

Una bella historia, un relato pausado pero interesante. El film nos muestra la ceguera en que puede caer la doctrina y lo irracional de la intolerancia. Pero a su vez el precio de la libertad y la responsabilidad de hacernos cargo de nosotros mismos, abandonando la invención de victimarios a quien culpar cuando las cosas salen mal.

Me hizo recordar por momentos a la novela de Peral S. Buck. “La Buena Tierra”. También situada en una época difícil de China, en plena depresión económica finalmente se apela al orgullo, la pertenencia y los valores, así mismo como en este film.

Nominado al globo de oro, con cerca de cinco nominaciones a nivel internacional, “Xiao cai feng” como es conocido el film en China, se muestra como un interesante caso, donde un escritor lleva a la pantalla grande su propia obra literaria, poniendo un antecedente sin precedentes.

2 comentarios:

Antonio Rando dijo...

Aparte de la belleza visual del film, me sedujo sobre todo el discurso sobre el potencial transformador de la cultura, y la idea de que unos jóvenes destinados a un pueblo para ser reeducados acaben a punto de ser ellos los que reeduquen al pueblo. Se podía haber elaborado más ciertas ideas, pero así tal cual me pareció bellísima la película.

Assuwa dijo...

Si, ese fue uno de los puntos que no quice abordar en el comentario, no por lo poco interesante que podría ser sino por la extensión de dichas ideas.

Algo que no comenté y precisamente enfocado a lo que nos haces notar es al rol evolutivo y transformador de la cultura por si misma.

Las diferencias, a raiz de eso es posible advertir las diferencias entre cultura y educación, por cierto es el error que se comete en la "reeducación" en ese período de regimen chino.

La idea de "reeducación" obede a un adoctrinamiento mientras que la cultura es la que emerge tácitramente dentro de una enseñanza o nivel educativo. El cómo se educa proviene de una cultura, el qué se educa proviene muchas veces de manifestaciones de interes muy personalizados, en este caso, el gobierno chino.

Vale decir, el potencial trasforamdor de los jóvenes en si mismo es lo que gatilla en un cambio cultural, independiente del conocimiento y educación que resiban. El sentido del cómo hacer las cosas muchas veces proviene de nustra formación cultural y es ese precisamente el cambio que se ve en la película y el libro, Balzac -como metáfora- es simplemente una excusa.

Por eso, el desconocimiento, no siempre es signo de incultura. Y es el error del método de "reeducación" que se ocupó en ese período, siendo los protagonistas como bien lo dices una muestra de ello.