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The Scent of the Green Papaya (1993)


Entre la estética y la ética
Por Kino no Youko

Extrañamente tenía pensado otro comentario para esta película. Sin embargo, influenciado por mi reciente adquisición musical, debo confesar que le di una segunda lectura a la película. Lo que en parte –al menos para mi- explica mucho la polaridad que genera este film en quienes lo ven.

Comenzaré al revés. Es decir, por las reacciones ante ella.
Un ritmo lento, historia que no presume de mucha ambición y por sobre todo una línea temporal plana son las condiciones para que muchos la critiquen como aburrida, poco interesante desde un punto de vista dramático, y a su vez, sin un objetivo claro. Por otro lado, y en oposición, se encuentra una corriente que elogia su sutileza, fotografía, y simplicidad, haciéndola brillante en la mayor parte de las escenas contenidas en el metraje (por lo cual ganó variados premios, entre ellos Cannes). Una delicia estética, simple y bella como muchos debiéramos aspirar a vivir nuestras vidas.

Ahora saltaré brevemente a algo que no tiene que ver en nada con el tema… bueno, aparentemente nada que ver.

Wolfgang Amadeus Mozart, genio indiscutido de la música clásica, compuso cientos de estudios, óperas, operetas etc. sin embargo curiosamente, en muchas oportunidades se mostró insatisfecho ante tamañas obras de arte. Óperas conocidísimas, bellas y estéticamente elogiadas actualmente sólo le llevaron un par de semanas concluirlas sin mayores esfuerzos. Algo así pasó con “Las Bodas de Figaro”-obra que adquirí recientemente-, donde el inconformismo y perfección del genio de Mozart interpretara esta ópera como solo algo “perfectible”. Al parecer los negocios primaban a la hora de hacer música en esos tiempos y Mozart se evaluaba de tal forma, duramente, por incurrir ante tal traición. Siempre penó esta figura en el genio, pese a que posteriormente declarara que “Las bodas de Fígaro” (1786) «es la mejor ópera del mundo y sólo podía haberla escrito yo», siempre se sintió en deuda con “la música” al entender que el arte debía superar intereses materiales, incluso humanos.

Ahora vamos a la película. Brevemente enunciaré la trama para desarrollar lo que a mi juicio es importante.

Múi, una niña de 10 años, llega Saigón para trabajar como sirvienta en una casa. Con el paso del tiempo la niña se enterará de los conflictos y penas familiares; siendo el jefe de hogar, un padre irresponsable, quien escapa constantemente de casa con los ingresos de un pequeño negocio de telas manejado por su esposa. Mientras, la pequeña silenciosamente soporta los caprichos del hijo menor del matrimonio y al mismo tiempo comienza a interesarse por Khuyén, un compositor joven, rico y soltero amigo de la casa, que de vez en cuando visita la familia. Luego de 10 años, la joven se ha trasformado en una bella mujer y debido a los graves problemas económicos familiares debe abandonar la casa en que desarrollo toda su niñez, marchándose a trabajar a la casa Khuyén, el hombre de quien se sintió atraída desde muy joven, desarrollando una extraña relación criada-amante.

Lo cierto es que esta película vietnamita tiene pocas cosas de esa nación. Partiendo por sus actores coreanos, hay que sumar el equipo técnico virtualmente compuesto por franceses, y para terminar, el financiamiento corrió por cuenta de este país que en sí mismo tiene un peso histórico en Vietnam. Es que Francia para muchos suena a un pasado doloroso en Vietnam (algo me introduje en su historia en “Buffalo Boy”, también obra Vietnamita, aunque más contemporánea). Pese a ello su director, Tran Anh Hung, sí posee la nacionalidad vietnamita, y es él quien se detiene en detalles que reflejan con gran precisión la cultura y tradiciones de ese país.

La comida, las tradiciones, los protocolos familiares y de la servidumbre, entre muchas cosas, detallan un Vietnam profundo y simple, casi poético, pese a estar el film rodado completamente en un estudio de París. Algo dudosamente creíble al ver la película y que habla muy bien de su dirección y calidad técnica.

Existen varios detalles que vale la pena mencionar. Por un lado, la recurrencia a la dualidad.

Tocar como tema central “la pareja”, elemento que es reforzado a lo largo de la película, por ejemplo, en las secuencias de los jarrones, donde la madre intenta vender un jarrón, que a perdido su par por quebrarse, y pese a ser muy valioso individualmente, el comprador pierde interés al no tener su pareja. Así mismo, la historia está dividida en dos partes mostrando la niñez y la vida adulta de Múi lo que en sí mismo representa estados duales en los seres humanos, entre muchos otros aspectos que se hacen presentes a lo largo del film referidos a esta temática.

Así mismo, la dualidad trasunta el mismo film.
La mano de Francia a mi juicio cambió la identidad de una historia, casi hablando desde un punto de vista psicológico, asumiendo el film como si fuera un ser humano. Códigos y maneras de narrar, escapan de lo asiático, y se central estilísticamente es cánones más europeos. En su ritmo y estética es posible distinguir el toque franco, al igual que la poética de la imagen. Alejándose sutilmente de los estilos asiáticos y representando un híbrido, no por ello menos interesante pero sí, con una cuota de inestabilidad.

Hablé del peso de Francia en Vietnam. No olvidemos que la película se basa en los años cincuentas y sesentas donde Vietnam libraba una guerra justamente contra Francia, y posteriormente, en la segunda etapa histórica del film, se estaba desarrollando la Guerra de Vietnam… Me pregunto ¿Vimos algo de eso en el film? ¿Un tratamiento conveniente en temas y estética considerando que el film estuvo desarrollado en su mayoría por franceses? Es cierto, el cine en su máxima profunda es ficción, sin embargo, al menos yo eché de menos eso. De lo contrario, muchos podrían pensar en que se ocupó una estética conveniente para representar una época de una forma en que seguramente no se vivió. De cualquier forma, me gustaría averiguar con que ojos fue visto el film en Vietnam.

Finalmente, así como una ópera de Mozart, el film es bellísimo. Sensible y poético, profundo y simple. Sin embargo, me pregunto lo mismo que Mozart se increpó duramente en su tiempo. ¿Se traicionará de alguna forma el arte y con ella la historia? Y aunque en “Las Bodas de Figaro” se cuente la historia de la antigua y tradicional costumbre en la cual el señor feudal tenía derecho de posesión carnal sobre la sirvienta que iba a contraer matrimonio -virtualmente el argumento del film- ; finalmente nadie toma nota del contexto valórico e histórico y sólo nos cautivamos por su estética.

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