Una dudosa liberación
Por Fingolfin
No tanto como la continuación, sino lo que habría podido convertirse en una serie de aventuras estilo “Lone Wolf and Cub” o la mismísima “Zatoichi”. Hideo Gosha vuelve a utilizar a Kiba Okaminosuke para una nueva aventura en un estilo muy parecido a la anterior, pero totalmente inconexas entre ellas.
Okaminosuke se cruza con un grupo de samuráis que portan unos prisioneros encerrados. Entre los condenados reconoce a un hombre muy parecido a como lo fue su padre antes de morir, por lo que decide protegerlo de los asaltantes y más tarde ayudarle a escapar. Con ese gesto desencadena una sucesión de intentos de venganza que terminan con el enfrentamiento del ronin liberado y su antiguo clan, con nuestro protagonista en medio.
Esta vez la duración es mas corta aún, descendiendo hasta los 68 minutos. El argumento tampoco da para mucho más, y prueba de ello es que el 60% del metraje esté compuesto de acción. Una ventaja sobre su predecesora es precisamente en este terreno, eliminando aquellas coreografías con cámara ralentizada (que ahora se utiliza para otras cosas), y utilizando una exquisita cámara fija aérea. Los personajes entran y salen del área de grabación a voluntad, dotando de mayor realismo y continuidad los combates.
El problema llega más tarde, cuando Okaminosuke comienza a tener problemas y sufre heridas en un brazo. Las coreografías dejan de ser elegantes para tornarse desesperadas, con un personaje que prácticamente se defiende como gato panza arriba.
El argumento es mucho mas pobre que el de la primera parte, y si bien se presentaba interesante cuando nuestro protagonista conoce al reo, después cae derrotado frente al aburrimiento, con una historia donde presumes exactamente lo que va a pasar, ya que la trama no tiene más salidas.
Como habrán podido apreciar, no me ha gustado mucho más que la primera, pero sigo reconociéndole un mérito bastante grande para pasar un rato entretenido. Lo cierto es que el personaje de Okaminosuke tenía el carácter y el perfil idóneo para convertirse en un incansable aventurero como los terribles Zatoichi e Itto Ogami. Una lastima que no se le dieran más oportunidades o se pusiera mayor empeño en un guión que supiera aprovecharle al máximo.
Okaminosuke se cruza con un grupo de samuráis que portan unos prisioneros encerrados. Entre los condenados reconoce a un hombre muy parecido a como lo fue su padre antes de morir, por lo que decide protegerlo de los asaltantes y más tarde ayudarle a escapar. Con ese gesto desencadena una sucesión de intentos de venganza que terminan con el enfrentamiento del ronin liberado y su antiguo clan, con nuestro protagonista en medio.
Esta vez la duración es mas corta aún, descendiendo hasta los 68 minutos. El argumento tampoco da para mucho más, y prueba de ello es que el 60% del metraje esté compuesto de acción. Una ventaja sobre su predecesora es precisamente en este terreno, eliminando aquellas coreografías con cámara ralentizada (que ahora se utiliza para otras cosas), y utilizando una exquisita cámara fija aérea. Los personajes entran y salen del área de grabación a voluntad, dotando de mayor realismo y continuidad los combates.
El problema llega más tarde, cuando Okaminosuke comienza a tener problemas y sufre heridas en un brazo. Las coreografías dejan de ser elegantes para tornarse desesperadas, con un personaje que prácticamente se defiende como gato panza arriba.
El argumento es mucho mas pobre que el de la primera parte, y si bien se presentaba interesante cuando nuestro protagonista conoce al reo, después cae derrotado frente al aburrimiento, con una historia donde presumes exactamente lo que va a pasar, ya que la trama no tiene más salidas.
Como habrán podido apreciar, no me ha gustado mucho más que la primera, pero sigo reconociéndole un mérito bastante grande para pasar un rato entretenido. Lo cierto es que el personaje de Okaminosuke tenía el carácter y el perfil idóneo para convertirse en un incansable aventurero como los terribles Zatoichi e Itto Ogami. Una lastima que no se le dieran más oportunidades o se pusiera mayor empeño en un guión que supiera aprovecharle al máximo.
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