Lady venganza
Por Fingolfin
“Shurayukihime” aka “Lady Snowblood” fue dirigida por Toshiya Fujita en 1973 y está considerada como una de las obras maestras del cine clásico de acción. Para llamar la atención de los lectores comenzaré diciendo que para bien o para mal actualmente gran parte de la fama de este film se debe a que Quentin Tarantino se “inspiró” en ella para hacer “Kill Bill”.
Después de que 4 asesinos mataran brutalmente a su hijo y su marido, Sayo Kashima sufre sus torturas y violaciones durante tres días. Tras aquel incidente la mujer solo piensa en venganza y consigue matar a uno de ellos resultando arrestada y encarcelada. No dándose por vencida, busca desesperadamente la forma de quedar embarazada y encomendar a su hija la tarea de continuar lo que ella empezó.
Al principio la única relación aparente que tiene con “Kill Bill” es el hecho de que se trate de una venganza similar y de que la lleve a cabo una mujer. Sin embargo hay un fotograma que inevitablemente te choca con el recuerdo de Quentin Tarantino. La imagen de los 4 asesinos en círculo vistos desde la posición que ocupa la víctima en el suelo es exactamente igual que la de Uma Thurman en el volumen 1. Más adelante encontraremos otro gran parecido, ya que a la muchacha la entrena un maestro en artes marciales casi tan severo como el de “Kill Bill”.
Pasando ahora a aspectos más técnicos, la combinación de música y escenas es muy similar en ambas películas, entremezclando música relativamente moderna con otra más tradicional japonesa. Si además recordamos esa magnifica canción titulada “The Flower of Carnage” que suena tras el duelo final de “Kill Bill 1” nos daremos cuenta de que es la misma que la que actúa como tema principal en “Lady Snowblood” (un guiño de Quentin).
El argumento está muy bien llevado, curiosamente organizado en capítulos (otra semejanza más), y estableciendo un orden según el que debe ir eliminando a sus enemigos. Como en todas las películas que se basan tan fuertemente en la venganza como sustento de los personajes y el argumento, el director introduce a menudo flash-backs para recordarnos su odio por los asesinos. Además la historia se mueve desordenadamente en el tiempo en alguna ocasión, aunque de forma mucho menos marcada de cómo se hace en “Kill Bill”.
Si Quentin Tarantino centraba el film en un grupo de personajes muy concreto y reducido (la protagonista y sus objetivos), en “Lady Snowblood” ampliamos el juego con el importante papel de su madre, de su maestro, de la hija de su primer rival, y por supuesto del periodista.
El uso de la sangre es exagerado, mezclándose en varias ocasiones con el agua para crear una impresión más llamativa aún. Los efectos relacionados con las heridas y cortes están bastante bien logrados (incluido cuando llegan a cortar a alguien por la mitad), muy al estilo de “Azumi”, “Zatoichi”, o la propia “Kill Bill”. El único fallo que le encuentro en ese aspecto es la excesiva “liquidez” de la sangre.
La acción es buena y abundante. A pesar de que mata directamente y sin luchar a casi todos sus objetivos, tenemos otras oportunidades de verla en acción mientras trata de llegar hasta ellos. Las coreografías son muy rápidas y habitualmente en zonas oscuras. El arma utilizada es una espada que oculta en su sombrilla, un poco más corta aún que la de Zatoichi, lo que le permite usar perfectamente el “reverse sword drawing” característico del celebre espadachín (para quien no lo recuerde consiste en coger el mango con la mano al revés; como un cuchillo).
Otra relación con “Kill Bill” está en los contrastes de vestuario. Obviamente el director americano tiene un concepto y una técnica muy peculiar que siempre le diferencia, pero el objeto perseguido es parecido al de “Lady Snowblood”. Uma Thurman viste de amarillo con el traje de Bruce Lee en “Juego con la Muerte”, mientras que sus rivales llevan esmoquin negro. En este film la protagonista viste entera de blanco, lo que combinado sobretodo con la oscuridad que antes mencionaba de los escenarios, la hacen destacar en cada fotograma.
Finalmente conviene decir que no comiencen a verla con la falsa idea de que “Lady Snowblood 2” se corresponderá con el volumen 2 de “Kill Bill”, ya que en esta película la historia tiene un claro principio y final. Cómo última curiosidad, y evocando otro guiño de Tarantino, hay una frase que dice Uma Thurman a la hija de Vernita que suena algo así como: “y si algún día cuando crezcas quieres vengarte, ven a buscarme”.
Una excelente película, todo un clásico del cine japonés y una maravilla dentro del mundo de los espadachines. Ya era considerada una obra maestra antes de la aparición de “Kill Bill”, y ahora gracias a ella quizás pueda ser una buena carta de presentación para los espectadores más internacionales y desconocedores de oriente.
Después de que 4 asesinos mataran brutalmente a su hijo y su marido, Sayo Kashima sufre sus torturas y violaciones durante tres días. Tras aquel incidente la mujer solo piensa en venganza y consigue matar a uno de ellos resultando arrestada y encarcelada. No dándose por vencida, busca desesperadamente la forma de quedar embarazada y encomendar a su hija la tarea de continuar lo que ella empezó.
Al principio la única relación aparente que tiene con “Kill Bill” es el hecho de que se trate de una venganza similar y de que la lleve a cabo una mujer. Sin embargo hay un fotograma que inevitablemente te choca con el recuerdo de Quentin Tarantino. La imagen de los 4 asesinos en círculo vistos desde la posición que ocupa la víctima en el suelo es exactamente igual que la de Uma Thurman en el volumen 1. Más adelante encontraremos otro gran parecido, ya que a la muchacha la entrena un maestro en artes marciales casi tan severo como el de “Kill Bill”.
Pasando ahora a aspectos más técnicos, la combinación de música y escenas es muy similar en ambas películas, entremezclando música relativamente moderna con otra más tradicional japonesa. Si además recordamos esa magnifica canción titulada “The Flower of Carnage” que suena tras el duelo final de “Kill Bill 1” nos daremos cuenta de que es la misma que la que actúa como tema principal en “Lady Snowblood” (un guiño de Quentin).
El argumento está muy bien llevado, curiosamente organizado en capítulos (otra semejanza más), y estableciendo un orden según el que debe ir eliminando a sus enemigos. Como en todas las películas que se basan tan fuertemente en la venganza como sustento de los personajes y el argumento, el director introduce a menudo flash-backs para recordarnos su odio por los asesinos. Además la historia se mueve desordenadamente en el tiempo en alguna ocasión, aunque de forma mucho menos marcada de cómo se hace en “Kill Bill”.
Si Quentin Tarantino centraba el film en un grupo de personajes muy concreto y reducido (la protagonista y sus objetivos), en “Lady Snowblood” ampliamos el juego con el importante papel de su madre, de su maestro, de la hija de su primer rival, y por supuesto del periodista.
El uso de la sangre es exagerado, mezclándose en varias ocasiones con el agua para crear una impresión más llamativa aún. Los efectos relacionados con las heridas y cortes están bastante bien logrados (incluido cuando llegan a cortar a alguien por la mitad), muy al estilo de “Azumi”, “Zatoichi”, o la propia “Kill Bill”. El único fallo que le encuentro en ese aspecto es la excesiva “liquidez” de la sangre.
La acción es buena y abundante. A pesar de que mata directamente y sin luchar a casi todos sus objetivos, tenemos otras oportunidades de verla en acción mientras trata de llegar hasta ellos. Las coreografías son muy rápidas y habitualmente en zonas oscuras. El arma utilizada es una espada que oculta en su sombrilla, un poco más corta aún que la de Zatoichi, lo que le permite usar perfectamente el “reverse sword drawing” característico del celebre espadachín (para quien no lo recuerde consiste en coger el mango con la mano al revés; como un cuchillo).
Otra relación con “Kill Bill” está en los contrastes de vestuario. Obviamente el director americano tiene un concepto y una técnica muy peculiar que siempre le diferencia, pero el objeto perseguido es parecido al de “Lady Snowblood”. Uma Thurman viste de amarillo con el traje de Bruce Lee en “Juego con la Muerte”, mientras que sus rivales llevan esmoquin negro. En este film la protagonista viste entera de blanco, lo que combinado sobretodo con la oscuridad que antes mencionaba de los escenarios, la hacen destacar en cada fotograma.
Finalmente conviene decir que no comiencen a verla con la falsa idea de que “Lady Snowblood 2” se corresponderá con el volumen 2 de “Kill Bill”, ya que en esta película la historia tiene un claro principio y final. Cómo última curiosidad, y evocando otro guiño de Tarantino, hay una frase que dice Uma Thurman a la hija de Vernita que suena algo así como: “y si algún día cuando crezcas quieres vengarte, ven a buscarme”.
Una excelente película, todo un clásico del cine japonés y una maravilla dentro del mundo de los espadachines. Ya era considerada una obra maestra antes de la aparición de “Kill Bill”, y ahora gracias a ella quizás pueda ser una buena carta de presentación para los espectadores más internacionales y desconocedores de oriente.
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