Una nueva batalla
Por Fingolfin
Aquí tenemos la continuación de las aventuras de Kibakichi, un hombre lobo perteneciente a la raza de los yokai que vaga por el país sin un lugar donde quedarse. El director Tomoo Haraguchi no ha esperado siquiera un año después de la primera parte y el resultado ha sido un film de bastante peor calidad y muy manipulado.
La historia comienza con un samurai salvaje llamado Sakuramaru. El sentido de su vida consiste en matar a todos los humanos con los que se encuentra, llegando a considerársele un Yokai pese a no serlo en realidad. Kibakichi se encontrará con él por primera vez sin conocerle de nada, desembocando en el primero de sus tres enfrentamientos. Pronto aparece una banda de enemigos bastante más poderosos, con habilidades difíciles de hacer frente y cuyo objetivo es destruir a todos los humanos y yokai para conquistar el mundo.
Aparece en este film un personaje que se había quedado totalmente desamparado en la primera parte. Este personaje es Anju, que solo hacía acto de presencia la otra vez para recordarnos el pasado de Kibakichi. Su misión será la misma, eliminar a nuestro protagonista buscando su venganza, pero ahora llegará a convertirse en co-protagonista con bastantes minutos en pantalla.
Las coreografías de la primera entrega quedan en el olvido después de ver las escenas tan descuidadas de acción que nos ofrecen los principales guerreros. Kibakichi lucha 3 veces con espada y en 2 de ellas le toca abandonar el combate antes de tiempo. Anju se ve incapacitada de ofrecer más espectáculo debido al escaso realismo que ofrece el uso de su boomerang gigante. Finalmente Sakuramaru será el único que use la espada de forma mas o menos vistosa (aunque con un toque demasiado “bruto”).
Los efectos especiales terminaron incluso poniéndome de mal humor. En “Bakko Yokaiden 1” no se abusaba de ellos de esta forma, además de que la relativa calidad argumental te dejaba pasarlos por alto. Con una historia tan mala como el de este film es desastroso que encima tengas que soportar ver como un montón de peluches gigantes y personajes de “Star Wars” (incluido Darth Sirius) se pelean a cámara lenta mientras ves doblarse los pliegues del disfraz. Normalmente no me importan este tipo de cosas; estoy acostumbrado a ver películas de los años 50 y 60 y no suelo culpar a ninguna porque no den más de sí. Pero el caso es que “Bakko Yokaiden” data del 2004…
Nada más que decir. En el comentario de la primera entrega dije que era una película entretenida, con buenas coreografías y buena música; esta vez lo dejaré en buena música. Que cada cual juzgue si tiene ganas de atreverse a verla.
La historia comienza con un samurai salvaje llamado Sakuramaru. El sentido de su vida consiste en matar a todos los humanos con los que se encuentra, llegando a considerársele un Yokai pese a no serlo en realidad. Kibakichi se encontrará con él por primera vez sin conocerle de nada, desembocando en el primero de sus tres enfrentamientos. Pronto aparece una banda de enemigos bastante más poderosos, con habilidades difíciles de hacer frente y cuyo objetivo es destruir a todos los humanos y yokai para conquistar el mundo.
Aparece en este film un personaje que se había quedado totalmente desamparado en la primera parte. Este personaje es Anju, que solo hacía acto de presencia la otra vez para recordarnos el pasado de Kibakichi. Su misión será la misma, eliminar a nuestro protagonista buscando su venganza, pero ahora llegará a convertirse en co-protagonista con bastantes minutos en pantalla.
Las coreografías de la primera entrega quedan en el olvido después de ver las escenas tan descuidadas de acción que nos ofrecen los principales guerreros. Kibakichi lucha 3 veces con espada y en 2 de ellas le toca abandonar el combate antes de tiempo. Anju se ve incapacitada de ofrecer más espectáculo debido al escaso realismo que ofrece el uso de su boomerang gigante. Finalmente Sakuramaru será el único que use la espada de forma mas o menos vistosa (aunque con un toque demasiado “bruto”).
Los efectos especiales terminaron incluso poniéndome de mal humor. En “Bakko Yokaiden 1” no se abusaba de ellos de esta forma, además de que la relativa calidad argumental te dejaba pasarlos por alto. Con una historia tan mala como el de este film es desastroso que encima tengas que soportar ver como un montón de peluches gigantes y personajes de “Star Wars” (incluido Darth Sirius) se pelean a cámara lenta mientras ves doblarse los pliegues del disfraz. Normalmente no me importan este tipo de cosas; estoy acostumbrado a ver películas de los años 50 y 60 y no suelo culpar a ninguna porque no den más de sí. Pero el caso es que “Bakko Yokaiden” data del 2004…
Nada más que decir. En el comentario de la primera entrega dije que era una película entretenida, con buenas coreografías y buena música; esta vez lo dejaré en buena música. Que cada cual juzgue si tiene ganas de atreverse a verla.
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