Deudas que se pagan
Por Master of Hate
No puedo ocultar mi admiración por el actor Kim Su-ro quien tiene una larga trayectoria, aunque en su mayoría han sido papeles secundarios. No cabe duda que su fuerte es la comedia, pero también ha demostrado talento para incursionar en otros géneros; además, últimamente ha tenido la oportunidad de ser protagonista de dos filmes: “Vampire Cop Ricky” y el que comentaré a continuación, en el que hace dupla con Lee Seon-gyoon (“The Customer is Always Right”).
Dong-chul, un tipo relativamente normal, se halla en un gran problema ya que, debido a inversiones poco inteligentes, ha perdido grandes cantidades de dinero que pidió prestado. El usurero con quien Dong-chul contrajo la deuda es un hombre cruel y despiadado por lo que debe pagarle los intereses mensuales con gran puntualidad. Sin embargo, la suma es tan grande que Dong-chul se ve obligado a hacer todo tipo de sacrificios a costa de otra gente para no fallar. Cuando la situación parece habérsele ido de las manos, Dong-chul, junto a Man-ho, que es otro desdichado que no puede pagar su deuda, deciden secuestrar a una joven millonaria y obtener un rescate que les permita salir de sus crisis. Lo que nadie sospecha es que alguien ha estado siguiendo de cerca sus movimientos y que pronto les dará una gran sorpresa.
Por suerte “A Cruel Attendance” es justamente lo que esperaba: una película con una buena trama, intriga, comedia, drama, todo mezclado con la suficiente sutilidad para construir una cinta muy convincente. La adecuada dirección de Kim Tae-yun la dota de una gran fluidez y buen ritmo de principio a fin. Así mismo las buenas actuaciones resultan otro de los grandes atractivos que ofrece su visionado. Mención aparte se merece la efectiva y sensacional banda sonora.
El único problema que algunos pueden encontrar es el giro repentino que da la cinta cambiando repetidamente su tono cómico por uno dramático y viceversa. En todo caso, esa es la tendencia que predomina en muchas de las cintas coreanas, así que personalmente, siempre y cuando se tenga el tino suficiente para hacer que la transición no se vea forzosa, es una alternativa muy acertada. Pero tampoco se trata de nada nuevo, y es que creo que la mayoría conocerá la preferencia de muchos directores por este (a veces) bien empleado esquema; de hecho lo he sacado a relucir sólo para prevenir a quienes apenas empiezan sus andanzas por el cine coreano.
No quiero revelar más sobre esta cinta, pero lo cierto es que me parece un excelente largometraje, de esos que por lo menos entretienen y están por encima de la media. Así mismo, se agradece que haya un poco de variedad en una cinematografía saturada de comedias románticas y cintas de gángsteres, y es que ¿por qué no secuestradores?
Dong-chul, un tipo relativamente normal, se halla en un gran problema ya que, debido a inversiones poco inteligentes, ha perdido grandes cantidades de dinero que pidió prestado. El usurero con quien Dong-chul contrajo la deuda es un hombre cruel y despiadado por lo que debe pagarle los intereses mensuales con gran puntualidad. Sin embargo, la suma es tan grande que Dong-chul se ve obligado a hacer todo tipo de sacrificios a costa de otra gente para no fallar. Cuando la situación parece habérsele ido de las manos, Dong-chul, junto a Man-ho, que es otro desdichado que no puede pagar su deuda, deciden secuestrar a una joven millonaria y obtener un rescate que les permita salir de sus crisis. Lo que nadie sospecha es que alguien ha estado siguiendo de cerca sus movimientos y que pronto les dará una gran sorpresa.
Por suerte “A Cruel Attendance” es justamente lo que esperaba: una película con una buena trama, intriga, comedia, drama, todo mezclado con la suficiente sutilidad para construir una cinta muy convincente. La adecuada dirección de Kim Tae-yun la dota de una gran fluidez y buen ritmo de principio a fin. Así mismo las buenas actuaciones resultan otro de los grandes atractivos que ofrece su visionado. Mención aparte se merece la efectiva y sensacional banda sonora.
El único problema que algunos pueden encontrar es el giro repentino que da la cinta cambiando repetidamente su tono cómico por uno dramático y viceversa. En todo caso, esa es la tendencia que predomina en muchas de las cintas coreanas, así que personalmente, siempre y cuando se tenga el tino suficiente para hacer que la transición no se vea forzosa, es una alternativa muy acertada. Pero tampoco se trata de nada nuevo, y es que creo que la mayoría conocerá la preferencia de muchos directores por este (a veces) bien empleado esquema; de hecho lo he sacado a relucir sólo para prevenir a quienes apenas empiezan sus andanzas por el cine coreano.
No quiero revelar más sobre esta cinta, pero lo cierto es que me parece un excelente largometraje, de esos que por lo menos entretienen y están por encima de la media. Así mismo, se agradece que haya un poco de variedad en una cinematografía saturada de comedias románticas y cintas de gángsteres, y es que ¿por qué no secuestradores?
No hay comentarios:
Publicar un comentario