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Bad Guy (2001)


Good Movie
Por Master of Hate

“Bad Guy” es sin duda uno de los trabajos de Kim Ki-duk más difíciles de asimilar y, sobretodo, apreciar. Si bien este director es capaz de crear un continuo desfile de imágenes que se transforman en poesía visual, sería un error encasillarlo como un director que se limita a crear belleza o simbolismos. Su carrera, y sobretodo sus primeros trabajos, acaparan un espectro más amplio y van mucho más allá que deleitar los sentidos con sutilidad y profundas melodías. Es por eso que si queremos ver al “verdadero” y más “completo” Kim ki-duk, no queda más que aventurarse a visionar sus trabajos menos conocidos y más controversiales.

“Bad Guy” es un ejercicio de trasgresión cinematográfica que yuxtapone violencia y hermosura del modo más intrincado que uno pueda imaginarse. La historia sigue los pasos del silencioso Han-ki, quién, al parecer, sin más razón que su maldad y deseos de venganza, trasforma en un infierno la vida de una bella joven llamada Sun-hwa. Han-ki, haciendo uso de un método realmente cobarde, la convierte en una prostituta y la sumerge en un mundo amargo y cruel. Durante el proceso, el personaje de Han-ki se desarrolla ampliamente y aunque su crueldad y malicia no son del todo justificadas, es posible darse cuenta de que en él hay algo más que un sucio proxeneta sin sentimientos.

El error garrafal que muchos se verán tentados a cometer es creer que el estilo que define a Kim Ki-duk sea lo que mostró en “3-Iron”; es decir, el tipo de historias que se desprenden de la violencia, de la crudeza y de lo mundano. No cabe duda que en el caso de “3-Iron”, el resultado fue soberbio, pero es sólo una de las facetas que el director decidió mostrar. Es una suerte que no se haya encasillado y que su estilo le permita explorar amplias posibilidades sin tener que copiarse a si mismo. En lo que concierne a esta “Bad Guy” tiene obviamente más reminiscencias de sus primeros trabajos, pero no por esto deja de ser representativo y fascinante.

Hablando de lleno sobre la película, me inclino a pensar que el personaje de Han-ki, excelentemente interpretado por Jo Hae-hyon (“The Romance” “Hanbando”) tiene sus orígenes, o al menos se basa parcialmente en el personaje de Hong-san de “Wild Animals” (segundo filme del director). La actitud de Han-ki bien puede ser catalogada como mero voyeurismo, pero por lo general estos personajes tienen gran independencia, son imprevisibles y se alejan considerablemente de los estereotipos. Hay mucho de su comportamiento que tiende a simplificarse, y de allí el poco sentido que, precipitadamente, se atribuye a su accionar. Kim ki-duk trabaja a un nivel más profundo y a donde apunta verdaderamente es a los problemas de comunicación, y la inhabilidad de expresar sentimientos; de esto modo, el cristal no es más que una barrera temporal que simboliza esta incapacidad que tiene sus personajes de poder comunicarse adecuadamente. Así mismo, hay que tener en cuenta que es costumbre del director centrarse en sujetos con “traumas” que por lo general nunca se desvelan del todo.

En cuanto a temas, no se toca nada nuevo, lo que si se hace es tratarlo de manera distinta. La prostitución es un tema recurrente en la filmografía del director, pero no siempre se trata de modo directo y obvio como en “Bad Guy”. Así mismo, dudo que la intención sea denunciar la prostitución y los abusos (más aún sabiendo qué piensa el director de esta profesión). Lo que sí pareciera más elocuente es ver todo un tanto alejado, sin tratar de definirlo todo, sin tratar de buscarle sentido a lo que aparentemente no lo tiene. Muchas de las acciones, sobretodo la transformación de Sun-hwa, pareciera salirse de todo límite de razonamientos. Es demasiado tarde como para buscarle el sentido a este tipo de cosas, sabiendo la predilección que tiene Kim Ki-duk por dejar grandes vacíos en sus películas, para que se llenen del modo que uno desee. Es quizás más fácil hallar sentido en finales ilógicos pero hermosos, que en los finales ilógicos pero tristes (así es el subconsciente).

Cinematográficamente, el largometraje tiene sus momentos de belleza estética, pero inyectados con menor consistencia y sin esa presencia apabullante de otros trabajos. Es de suponer que esto no se debe a la incapacidad de crear belleza estética (sólo hay que ver “The Isle”) sino a un mayor énfasis en los personajes y no tanto en su entorno. Por otro lado, hay una gran cantidad de simbolismos y contradicciones, “cosas” que dejan una ventana abierta a suponer muchas otras, es decir, en muchos aspectos, sigue siendo un filme con la estampa del cine característico del director. La música tiene un sabor muy particular ya que se incluyen algunos cortes en italiano que desde luego encajan perfectamente con el tono triste y, a veces dolorosos, de de algunas escenas.

Estamos ante un retrato de sentimientos extremos que se distorsionan y se desdibujan constantemente. Es realmente complicado encontrar belleza dentro de la violencia y lo banal, pero Kim Ki-duk ha sido capaz de conseguirlo en cierta medida. Personalmente veo a “Bad Guy” como un film que está a la altura de cualquier trabajo emblemático que haya hecho el director. Muchos extrañan el cine crudo y agresivo que lo caracterizó antes de darse a conocer masivamente; pero no dudo que la dirección que la dirección que tome en sus próximos proyectos, rescate esa rebeldía y ese anarquismo que tan bien ha sabido manejar. Por ningún motivo esta poderosa y brillante “Bad Guy” deja de ser un filme recomendable, por el contrario, su visionado es casi una obligación para todo aquel que quiera ver de lo que es capaz este director cuando decide incorporar algo más que bellas imágenes y lirismo.

1 comentario:

BUDOKAN dijo...

Kim siempre es un director a descubrir porque sus films son una invitación al arte del cinematógrafo. Me ha gusatdo mucho el tono de la reseña. Saludos!